Además de contar con una flota vehicular moderna, el grupo embotellador contribuye al cuidado del medio ambiente con la incursión de unidades que funcionan con combustibles alternos.
Repartir hasta la última gota de sus más de 50 marcas y 200 productos le ha valido a Coca-Cola de México estar en un lugar privilegiado en el segmento de refrescos y bebidas embotelladas a nivel nacional e internacional.
En México, esto es posible por el respaldo de 13 grupos embotelladores, firmas independientes que los producen y distribuyen mediante 56 plantas embotelladoras, 368 centros de distribución, cerca de 25 mil 300 vehículos de distribución, fleteo y operación, que recorren diariamente más de 10 mil 300 rutas de reparto.
Todos ellos, son claves del éxito de una de las marcas de refrescos más importantes del mundo, al contribuir eficientemente con el reparto de las bebidas hasta los lugares más remotos de la República Mexicana.
Parte de esa conquista se debe a la contribución de CIMSA (Coordinación Industrial Mexicana), considerada una de las embotelladoras más destacadas de la marca de la “chispa de la vida”, la cual cuenta con centros de trabajo en donde se manufacturan y distribuyen las diversas marcas de Coca-Cola, atendiendo a más de 73 mil 500 clientes con 555 rutas, además de generar cinco mil empleos.
A decir de Roberto Macías, director general de CIMSA, para la corporación uno de los puntos de mayor relevancia es el traslado de los productos, por lo que la clave está en tener una infraestructura de reparto eficiente y con diversas aplicaciones: distribución para las ciudades, primaria (fleteo entre la planta productora a los centros de distribución), principalmente.
Transporte, fundamental
Actualmente, Grupo CIMSA cuenta con una flota vehicular de aproximadamente mil 400 unidades. De éstas, cerca de 900 están dedicados al reparto urbano; 100 tractocamiones para distribución primaria; el resto, corresponde a automotores de servicio, como son: camionetas pick-up, sedanes, entre otros.
De acuerdo con Alejandro Herrera Glenn, gerente de mantenimiento de la compañía, la flota tiene una antigüedad promedio aproximada de cinco años, contribuyendo a eficientar el servicio y al mismo tiempo cuidar el medio ambiente.
Aseguró que el tener un sistema de transporte moderno, es debido a que la empresa, mediante un programa de renovación, cambia anualmente entre 50 y 100 unidades.
Y aunque aseguró que hoy en día hay variedad de marcas con vehículos de calidad en el mercado, CIMSA se inclina por aquellas que tienen una extensa red de distribución bien establecida que cubra sus requerimientos: servicio de soporte y postventa, abastecimiento de las refacciones y capacitación del personal técnico.
Por esa razón, afirmó, actualmente en tractocamiones sólo mantienen relaciones con las marcas Freightliner y Kenworth; mientras que en vehículos más pequeños, con General Motors y Ford, fundamentalmente.
Señaló que en cuanto a carrocerías, su principal proveedor es Manufacturas Industriales GAMI.
Abastecimiento oportuno
Alejandro Herrera Glenn indicó que debido a que CIMSA cuenta con talleres de reparación propios, el más grande ubicado en la planta de agua Ciel, instalada en el Estado de México, es necesario que los fabricantes de vehículos otorguen el abastecimiento oportuno de las partes, así como actualizar a los profesionales de la reparación sobre las nuevas tecnologías.
“Además del taller central, donde se realizan reparaciones mayores, contamos con otros establecimiento pequeños en cada centro de distribución para ajustes menores. Por ello, requerimos constantemente de refacciones”, explicó.
El directivo destacó que para la operación de la flota, los gastos más fuertes están en: los costos del combustible, stock de refacciones, la mano de obra del personal técnico, y las cuotas de las primas de seguros.
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